Cuando hablamos de diseño de interiores, solemos pensar en estética, tendencias o distribución, pero hay un concepto que debe atravesar transversalmente cualquier propuesta: el confort. Y no, no se trata solo de elegir un sofá cómodo. Hablamos de confort térmico, visual, lumínico, físico, acústico y también olfativo. Todo lo que contribuye a que un espacio se «sienta bien».
Considero que el confort es un objetivo que ha de estar incluido en todos los proyectos de interiorismo desde su base, porque implica que se tiene en cuenta a las personas que van a habitar ese espacio a diseñar.
¿Qué es el confort en interiorismo?
El confort es una sensación subjetiva, pero también puede analizarse y planificarse de forma técnica. En interiorismo, se traduce en crear espacios donde las personas se sientan a gusto, tanto a nivel físico como emocional. Esto implica tener en cuenta factores como la temperatura, el nivel de ruido, la iluminación, la ergonomía, el ambiente visual y los olores.
Un espacio bien diseñado no siempre llama la atención por su comodidad, pero si falta confort, el usuario lo percibe al instante.
Muchas veces, no somos conscientes de que un lugar tiene un buen confort, pasa desapercibido, sin embargo, si no está bien resuelto genera mucha incomodidad y de eso sí que es consciente el usuario.

La investigación sobre confort ambiental fue iniciada por el científico danés Povl Ole Fanger a principios del siglo XX. Su trabajo pionero fue crucial para establecer criterios objetivos de confort térmico y fue tan influyente que sus modelos y conclusiones fueron incorporados en la normativa internacional ISO 7730.
Tipos de confort que debes dominar como estudiante de interiorismo
1. Confort térmico
Se refiere a la temperatura percibida dentro de un espacio. Es fundamental considerar la orientación solar, aislamiento, ventilación y materiales. No se trata solo de tener aire acondicionado, sino de diseñar pensando en la eficiencia térmica desde el plano.
Unidades y medición: temperatura en grados Celsius (°C), humedad relativa (%), velocidad del aire (m/s). Se mide con termómetros, higrómetros y anemómetros.
2. Confort lumínico y visual
La luz natural debe ser protagonista. Aprende a controlar su entrada, a reflejarla o difuminarla según la función del espacio. Complementa con iluminación artificial bien distribuida y regulable. Lo visual también influye: colores, formas, proporciones, todo aporta o resta.
Unidades y medición: nivel de iluminación en lux (lx), medida con luxómetros.


3. Confort acústico
Un ambiente ruidoso genera fatiga y ansiedad. Considera materiales absorbentes, dobles cerramientos, textiles y distribución espacial. Diseñar pensando en la acústica es una de las formas más eficaces de mejorar la calidad de vida en interiores.
Unidades y medición: decibelios (dB), medidos con sonómetros.
4. Confort físico y funcional
Desde la elección del mobiliario hasta la altura de una encimera. Todo debe estar al servicio del cuerpo humano. La ergonomía no es negociable. Pero también la funcionalidad: un diseño hermoso que no funciona genera frustración.
En mis proyectos busco el equilibrio entre diseño, confort y funcionalidad.

5. Confort olfativo
Los olores también generan confort o rechazo. Un espacio ventilado, con materiales que no emiten olores tóxicos y el uso de aromaterapia o esencias adecuadas puede elevar la experiencia sensorial.
Medición: se analiza mediante sensores de calidad del aire o medidores de compuestos orgánicos volátiles (COV), aunque también existe una evaluación subjetiva olfativa en estudios de confort ambiental.

La norma ISO 7730: referencia mundial en confort térmico
La norma ISO 7730 define el confort térmico en función de dos indicadores principales: el PMV (Predicted Mean Vote) y el PPD (Predicted Percentage of Dissatisfied). Estos valores permiten predecir la aceptación térmica de un grupo de personas en un entorno determinado.
- PMV: Escala de -3 (muy frío) a +3 (muy caliente), donde 0 indica confort térmico ideal.
- PPD: Estima el porcentaje de personas que probablemente se sentirán insatisfechas. Lo ideal es que no supere el 10%.
Esta norma es ampliamente utilizada en edificación sostenible, certificaciones LEED y BREEAM, y es una guía para proyectistas en diseños centrados en el bienestar.
Aquí te dejo otras normas relacionadas con el confort:
– UNE-EN 14501:2021+A1:2025 Confort térmico y luminoso. Celosías y persianas
– UNE-EN ISO 11855-1:2022/A1:2024 Confort térmico. Sistemas de calefacción y refrigeración.
La página general de la Normalización española es UNE
Claves para incorporar confort desde el inicio del proyecto
–Investiga al usuario: ¿Quién va a habitar el espacio? ¿Cómo es su rutina, edad, necesidades?
–Haz simulaciones: Lumínicas, térmicas o acústicas, hay herramientas digitales que te ayudan a prever problemas.
–Materiales inteligentes: Algunos materiales ofrecen aislamiento, regulan la temperatura o mejoran la acústica.
–Flexibilidad espacial: Diseña espacios adaptables, que cambien con el uso y el tiempo


El confort como herramienta de diseño estratégico
No solo es bienestar, también es estrategia. Un espacio confortable retiene al usuario, mejora su productividad, su salud y su estado de ánimo. En locales comerciales incrementa las ventas, en casas mejora la convivencia, en oficinas reduce el absentismo.
Como estudiante de diseño de interiores, si aprendes a identificar, medir y aplicar confort, estarás un paso adelante de muchos profesionales. Es una competencia clave en el mercado actual.
Conclusión: Diseñar para sentirse bien
El confort no es una consecuencia, es una intención. Está en cada decisión del proyecto. No es un extra que se pone al final, sino una base que sostiene todo el diseño.
Y como bien se resume:
Considero que el confort es un objetivo que ha de estar incluido en todos los proyectos de interiorismo desde su base…
No diseñes solo para la vista, diseña para la experiencia completa. Para que cada espacio se sienta como debe sentirse: bien.


